el último mohicano (27 de marzo)


ver a la gente jugando al aire libre al basket, el sonido de la pelota botando en la pista, las voces, el ruido de los pies derrapando en el suelo, las risas de los trabajadores del centro durante la comida, todas estas cosas tan humanas parecían surrealistas, cuando media humanidad está literalmente encerrada.

es desquiciante, protégete, desconfía de todos, cualquier persona, puede ser un potencial portador del virus. (risas en la pista de basket)

el parte social es tan importante. 

la lectura de rosa sigue sin haber sido del todo buena y fluida en los últimos días, pero tengo que reportar, porque eso me ha ayuda a centrarme y recuperar el hilo.

hemos ido descubriendo la historia de candela, madre soltera con dos niños. el padre de su primer hijo se tiró por la ventana delante de sus narices. eso es casi todo lo que sabemos de aquel marido y que el hijo que tuvo con él no fue deseado. 

para tener a su segunda hija evitó pasar por todo ese lío del matrimonio y se buscó a un hombre casado, del que su único atractivo parecía ser que era marxista, por lo demás no le veo nada. un sucio que hace escapadas de su matrimonio para ver su amante con un sexo sin pena ni gloria. candela le deja el mando de la relación y se comporta como una gata complaciente cuando está con él y hasta se arrastra ante él, sirviéndole, aceptando sus llamadas a deshora y sus deseos raquíticos, se comporta como si le necesitara, con ese patético final esperándolo sola, bien arreglada y dispuesta, en una casa en la sierra, sabiendo en su interior que no vendrá, esperando ansiosa esa llamada de teléfono que nunca llegará.

(carreras y choques de mano en el entrenamiento que está teniendo lugar en la pista de basket)

a mi vuelta a españa siguen habiendo demasiadas cosas a las que no quiero volver, acuerdos que no quiero volver a firmar ni con otras personas ni conmigo mismo. cambiar de lugar para cambiar de vida, no es una mala estrategia en absoluto, porque durante este tiempo he estado cambiando algunos hábitos, algunas costumbres casi sin darme cuenta. el reto de la vuelta va a ser muy grande.

antes de salir para estados unidos alma me contó que su madre de 88 años había cogido el virus y que su hermana que era médico estaba muy agobiada. había comprado un montón de mascarillas y desinfectante de manos antes de marchar para allá. la propia alma estaba en edad de riesgo y su actitud muchas veces parecía bastante temeraria, despreocupada, muy  “lo que será, será... whatever will be”

la vida allí fuera era cada día más hostil con la nueva pesadilla en la que estaba inmersa la humanidad. las noches africanas parecían volver a tornarse peligrosas, con aquel dragón que había allí afuera que amenazaba al mundo entero, poco importaba si eras pobre o rico, nadie estaba a salvo.

crucé un río, resbalé por la cuesta, intercambié unas palabras y unas miradas, hablé sobre la dictadura que hay en ruanda sobre la que nadie habla, que inevitablemente me recuerda a la que hubo en españa, la americana loca que se queda con su amor tanzano, el masaai y la dote, que si paga el hombre, que si la mujer, a veces se paga antes, unas con vacas, otras con dinero y otras con el corazón, pero siempre se acaba pagando.  ardillas voladoras y mientras ana no paraba de hablar de orgasmos, de sexo... ese espíritu es el que hace que fluya bien una novela, cuando hay sexo, cuando hay amistades, qué coño, emociones peligrosas. 

cuando estás en una fase de tu vida en la que reflexionas sobre la tiranía del orgasmo, no estás en un mal sitio.

contener, controlar, contra hacer todo lo posible por llegar, como sinónimo del capitalismo salvaje y mientras tanto la conversación con la chica alemana derivó hacia la pedorrez de los ciudadanos del mundo, que les den por el culo...

los únicos ciudadanos del mundo que hay son los que están librando las batallas del orgasmo, ¿lucho contra mis adicciones o a favor?

hemos ido descubriendo sobre las vidas de las amigas, candela, elena y la pulga, sus tragedias, su formas de ser, su ondas...

... el jefe de redacción del periódico en el que trabaja ana se marcha. el mundo se está moviendo y ana todavía no nos ha abierto el corazón. seguimos con la intriga por un lado de si pasará algo con su jefe, pero lo que nos sigue manteniendo verdaderamente colgados es que todavía no sabemos porque se produjo ese gran desamor. lo poco que nos ha pintado hasta ahora ha sido muy poco heroico, su ex-pareja es un padre que vive por ahí perdido y que tiene muy poco contacto con su hijo, ¿tiene que haber algo más no?


y hablamos y hablamos y hablamos de miles de cosas inservibles en nuestro lento camino hacia la extinción, mientras que nos confiamos a unos cuantos genios que van a dar con la solución, calmamos nuestro dolor con palabras y palabras y palabras y más palabras, que nos gustan porque son humanas, ¿y porqué no?

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